Las ferias tocaron el domingo a su fin con una jornada que tuvo en una carrera de caballos el acto central
Los caballos comenzaron a galopar por las calles con las primeras luces del día. Más de medio centenar de jinetes de la localidad junto con otros procedentes de diferentes puntos de la geografía foral así como, sobre todo, de Aragón y La Rioja se encargaron de guiar a los bueyes, primero, y a los potros, después, por las calles del municipio y hasta los fosos de la fortaleza ante la mirada de cientos de personas que, muchos de ellos cámara en mano, no quisieron perderse el espectáculo. Una de las anécdotas de la mañana la protagonizó un pequeño becerro que se desvió del recorrido cuando estaba ya en el castillo aunque minutos después fue reconducido y entró a los fosos después de que lo hicieron los potros. En total, en la restaurada fortaleza se congregaron casi un centenar de animales, en su mayoría caballos, aunque también había potros, bueyes y, en menor número, burros.
Con los animales ya en los fosos del castillo, llegó el momento de reponer fuerzas a base de un almuerzo de chistorra elaborado por tres miembros de la empresa Himas Actividades, de Alfaro. Según Ignacio Lázaro, tenían previsto servir 80 kilos de chistorra. La de el sábado era la primera participación de esta empresa en la feria de Marcilla, una cita en la que, según dijo, esperaban dejar satisfechos a todos. Por un euro se podía disfrutar de un pincho y un vaso de vino.
Apartado de ganado
Sin tiempo para el descanso, el espectáculo continuó en los fosos del castillo. Allí, quince parejas de jinetes participaron en una exhibición de apartado de potros y bueyes organizada por la Hípica Zahorí, de Falces. La cita atrajo la atención de cientos de curiosos que optaron por buscar un hueco en la muralla del castillo para seguir la demostración. A escasos metros, en la plaza de España, el reloj marcaba las doce y media cuando daba comienzo una actuación de flamenco con el grupo rociero La Marisma, conformado por bailarinas de la escuela de sevillanas de Esther Madejón. 34 bailarinas de Marcilla y de la zona mostraron su arte acompañadas por el coro Senda Ancha.
Concluido el apartado, los animales fueron abandonando poco a poco el recinto fortificado. En contraste con la concurrencia de todos los actos programados, lo que apenas hubo fue animales para la compra ventapese a los esfuerzos que, tanto desde el consistorio como por parte de varios vecinos, se han llevado a cabo para intentar revitalizarla. Nuria Munárriz, concejala de Festejos del consistorio marcillés, explicó que el sábado la feria sí contaba con la presencia de un veterinario para expedir las correspondientes guías. "Nuestro objetivo es recuperar la compra venta pero no resulta fácil. Son malos tiempos para ferias que ya la tienen muy asentada así que intentar revitalizar los tratos aquí aún resulta más complicado", lamentó aunque recalcó la buena acogida de todo el conjunto de la feria por vecinos y visitantes.
Fuente: http://www.diariodenavarra.es